Gastroparesia

La gastroparesia es un trastorno que afecta a las personas con diabetes tipo 1 y tipo 2, en que el estómago tarda mucho en vaciar su contenido (vaciamiento gástrico retrasado). El nervio vago controla el movimiento de los alimentos por el sistema digestivo. Si el nervio vago se daña o deja de funcionar, los músculos del estómago y los intestinos no funcionan de manera normal, y el movimiento de los alimentos se detiene o retrasa.

Al igual que con otros tipos de neuropatía, la diabetes puede dañar el nervio vago si el nivel de glucosa en la sangre permanece alto durante mucho tiempo. El alto nivel de glucosa causa cambios químicos en los nervios y daña los vasos sanguíneos que trasportan el oxígeno y los nutrientes a los nervios.
¿Cuáles son los síntomas?
Los indicios y síntomas de la gastroparesia incluyen:
  • Acidez gástrica
  • Náuseas
  • Vómito de alimentos no digeridos
  • Sensación prematura de estar lleno al comer
  • Pérdida de peso
  • Distensión o hinchazón abdominal
  • Niveles erráticos de glucosa en la sangre
  • Falta de apetito
  • Reflujo gastroesofágico
  • Espasmos de las paredes del estómago
Estos síntomas pueden ser leves o severos, según la persona.

Imagen: ¿Es gastroparesia lo que sufrió Ellen Ripley en Alien?


¿Qué complicaciones tiene?

La gastroparesia puede empeorar la diabetes porque dificulta el control de la glucosa en la sangre. Cuando los alimentos que han quedado rezagados en el estómago finalmente pasan al intestino delgado y se absorben, el nivel de glucosa se eleva.

Si la comida permanece demasiado tiempo en el estómago, puede causar problemas como bacterias excesivas debido a la fermentación de los alimentos. Además, es posible que la comida se endurezca y convierta en masas sólidas llamadas bezoares, que pueden causar náuseas, vómitos y obstrucción estomacal. Los bezoares pueden ser peligrosos si bloquean el paso de los alimentos al intestino delgado.

¿Cómo se diagnostica?

Se confirma un diagnóstico de gastroparesia por medio de una o varias de las siguientes pruebas:

  • Radiografía con bario
Tras estar en ayunas 12 horas, usted bebe un líquido espeso que contiene bario, que recubre el interior del estómago, lo que lo hace visible en la radiografía. Normalmente, el estómago vacía todos los alimentos después de 12 horas en ayuno. Si la radiografía muestra que hay alimentos en el estómago, la gastroparesia es probable. Si la radiografía muestra un estómago vacío pero el médico de todos modos sospecha que tiene vaciamiento retrasado, es posible que tenga que volver a hacerse la prueba otro día. De vez en cuando, las personas con gastroparesia pueden digerir una comida normalmente, lo que produce un resultado normal falso. Si tiene diabetes, es posible que su médico le dé instrucciones especiales sobre el ayuno.
  • Comida de bistec con bario
Comerá una comida que contiene bario, lo que permite que el médico observe el estómago durante la digestión de la comida. El tiempo que tarda la digestión y vaciado del estómago de la comida con bario le da al médico una idea de lo bien que funciona el estómago. Esta prueba puede ayudar a detectar problemas de vaciado que no se presentan en la radiografía con bario líquido. De hecho, las personas con gastroparesia relacionada a la diabetes a menudo digieren líquidos de manera normal, por lo que la prueba de comida de bistec con bario puede ser más útil.
  • Escaneo de vaciamiento gástrico con radioisótopos
Comerá alimentos que contienen radioisótopos, una sustancia ligeramente radioactiva que el escáner detectará. La dosis de radiación de los radioisótopos es muy pequeña y no es peligrosa. Después de comer, se acostará debajo de una máquina que detecta radioisótopos y muestra una imagen de los alimentos en el estómago y la velocidad con la que salen de este. Se diagnostica gastroparesia si más de la mitad de los alimentos permanecen en el estómago después de dos horas.
  • Manometría gástrica
Esta prueba mide la actividad eléctrica y muscular en el estómago. El médico introduce un tubo delgado por la garganta hasta el estómago. El tubo contiene un sensor que mide la actividad eléctrica y muscular del estómago mientras digiere líquidos y alimentos sólidos. Estas mediciones indican cómo funciona el estómago y si hay un retraso en la digestión.
Análisis de sangre
Es posible que el médico también pida análisis de conteo sanguíneo y nivel de electrolitos y diversas sustancias químicas.

A fin de descartar otras causas de gastroparesia que no sean diabetes, quizá el médico haga una endoscopía del tracto superior o una ecografía.
  • Endoscopía del tracto superior
Tras darle un sedante, el médico le inserta en la boca un tubo largo y delgado llamado endoscopio y lo guía cuidadosamente por el esófago hasta el estómago. Con el endoscopio, el médico puede ver el recubrimiento del estómago en busca de anormalidades.

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  • Ecografía
Para descartar que la fuente del problema sea una enfermedad de la vesícula o pancreatitis, se puede hacer una ecografía, que usa ondas sonoras que no causan daño alguno para delinear y definir la forma de la vesícula y el páncreas.

¿Cuál es el tratamiento?

El objetivo más importante del tratamiento de gastroparesia relacionada a la diabetes es el mayor control posible del nivel de glucosa en la sangre. Los tratamientos incluyen insulina, medicamentos orales, cambios de alimentación y horario de comidas, y en casos severos, alimentación por sonda o vía intravenosa.

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Páncreas artificial en diabetes tipo 1 con óptimos resultados

Poder controlar las subidas y bajadas de glucosa de forma mecánica sin necesidad de estar realizando pinchazos en la piel frecuentemente es el sueño de toda persona con diabetes tipo 1 y de los padres cuyos hijos tienen esta enfermedad. Los datos de dos estudios publicados en la revista The New England Journal of Medicine acercan un poco más este sueño a los pacientes pues muestran, en un reducido grupo de participantes -adultos y adolescentes-, que es posible controlar la glucemia con una bomba de infusión, conocida popularmente como páncreas artificial.

Los responsables del trabajo, investigadores de la Universidad de Boston y del Hospital General de Massachusetts (EEUU), llevan años evaluando esta herramienta para comprobar si es eficaz y segura en el control de la glucemia y evitar tanto las subidas de azúcar, hiperglucemias, como las bajadas, hipoglucemias. De hecho, en 2010 publicaron los datos de un estudio similar pero con menos participantes y durante un tiempo de seguimiento menor en la revista Science Translational Medicine, cuyos resultados fueron recogidos por este periódico. Los datos que ahora publican corresponden a la evaluación de una nueva versión de aquel dispositivo empleado hace cuatro años. “El elemento clave de la nueva versión es que es portátil, permitiendo a los participantes estar realizando su vida normal, realizando ejercicio y comiendo lo que quieren”, afirma Steven Russell, coautor del estudio y profesor de medicina en el Hospital General de Massachusetts.

Los problemas de subidas y bajadas de azúcar son relativamente frecuentes entre las personas con diabetes tipo 1, la que necesita la inyección de insulina para su control. Según un estudio desarrollado por Novo Nordisc y presentado en el XXXIV Congreso de la Sociedad Española de Medicina de Familia y Comunitaria (semFYC), nuestro país gasta unos 40 millones de euros al año en la atención médica de las personas con diabetes que sufren episodios de hipoglucemias graves, aquellos que requieren de un ingreso hospitalario.

“En los dos estudios este dispositivo superó nuestras expectativas en términos de capacidad para regular la glucosa, prevenir la hipoglucemia y adaptarse automáticamente a las variadas y diferentes necesidades de adultos -algunos de los cuales eran muy sensibles a la insulina- y adolescentes, que normalmente requieren mayores dosis de insulina”, explica Edward Damiano, del departamento de Ingeniería Biomédica de la Universidad de Boston y principal investigador del proyecto. “No hay una actual terapia estándar que pudiera compararse con los resultados que hemos visto”, asegura.

El dispositivo está formado por un sensor extraíble, insertado bajo de la piel mediante una aguja muy fina, que controla en tiempo real los niveles de glucosa en sangre. Estos datos son enviados cada cinco minutos a un teléfono móvil (iPhone 4S), que tiene un software con el que es capaz de comunicarse y controlar dos bombas de infusión. En función de si estos niveles son altos o bajos, se activa una bomba u otra, es decir, se administra insulina o su hormona opuesta, glucagón. Además este móvil cuenta con una aplicación por la que los pacientes introducen información inmediatamente antes de comer. La App les pregunta si la comida es el desayuno, almuerzo o cena y si el contenido en carbohidratos será el habitual, mayor o menor.

En uno de los estudios, 20 adultos llevaron durante cinco días este dispositivo mientras permanecían dentro un área de algo menos de un kilómetro en la ciudad de Boston, lo que permitía una vigilancia mediante wireless por parte del equipo de investigadores. Todos estuvieron acompañados por una enfermera las 24 horas al día y durmiendo en un hotel, pero por lo demás realizaron una vida normal. En el segundo estudio, 32 jóvenes de 12 a 20 años, llevaron el dispositivo el mismo tiempo mientras estaban en un campamento de jóvenes con diabetes tipo 1. También estuvieron controlados por este equipo de profesionales durante este tiempo.

“El páncreas artificial redujo los valores medios de glucosa a niveles que se relacionan con una reducción importante del riesgo de complicaciones diabéticas”, explica Russell. Estos niveles medios fueron 138 miligramos por decilitro de sangre en los adultos y 142 en los jóvenes. “Esto es tremendamente difícil con la tecnología disponible actualmente, por lo que la mayoría de las personas con diabetes son incapaces de lograr estos niveles”.

Por otro lado, el dispositivo también logró reducir el número de intervenciones por hipoglucemias un 37% y más de dos veces el tiempo con este problema adultos que lo llevaban en comparación con aquellos con bomba de insulina manual. En los adolescentes, los resultados mostraron dos veces menos actuaciones por hipoglucemias. Además, ambos grupos presentaron mejores niveles de glucosa con el páncreas artificial, sobre todo durante la noche.

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Para Ignacio Conget, de la Unidad de Diabetes del Servicio de Endocrinología del IDIBAPS-Hospital Clínic de Barcelona, “los resultados son francamente buenos”. No obstante, este especialista señala algunas posibles limitaciones de este dispositivo. “Por un lado, el uso de dos bombas de infusión lo hace un poco menos cómodo y fácil de llevar que otros dispositivos. Por otro lado, la administración de glucagón (en torno a un miligramo por día) es inusual tanto en personas sin diabetes como en diabéticas, ya que en estas sólo se administra en muy contadas ocasiones. No se conocen los efectos a largo plazo del uso de esta hormona. Además, su estabilidad es muy pequeña [normalmente hay que conservarla en la nevera], por lo que entiendo que los pacientes deben cambiar el dosificador con frecuencia”.

A pesar de todas estas limitaciones, Conget considera que este estudio funciona como prueba de concepto. “Habrá que ver qué pasa en un estudio con más participantes”, explica este especialista que también participa en una investigación española que evaluará otro dispositivo en un pequeño grupo de pacientes. “Se trata de un estudio colaborativo bicéntrico en el que participan investigadores y médicos de Valencia y Cataluña”. De momento, en el caso español, el páncreas artificial utilizado es sólo para uso hospitalario.

“La cura es siempre la meta final. Pero mientras que esta permanece esquiva, una tecnología verdaderamente autónoma, que puede inexorable y consistentemente mantener a las personas sanas y seguras de los daños de las hipoglucemias, podría liberar de una gran carga emocional y funcional a la personas con diabetes tipo 1, incluido mi hijo y muchos otros”, señala Damiano, que es padre de un hijo de 15 años diagnosticado con este problema desde los 11 meses de edad.

Los datos son lo suficientemente buenos como para animar a la realización de un mayor ensayo multicéntrico en un futuro cercano. Así lo constata en un comunicado Guillermo Arreaza-Rubín, del proyecto oficial de estudios de páncreas artificial financiado por el Instituto Nacional de Diabetes, Aparato Digestivo y Enfermedad Renal de Estados Unidos. “Dentro de los próximos años, esperamos que estas tecnologías vayan más allá de los ensayos clínicos y sean capaces de beneficiar a más personas con diabetes tipo 1″, aventura.

Para Firas El-Khatib, del departamento de Ingeniería Biomédica de Boston, una de las principales virtudes de este dispositivo es “su capacidad para comenzar a controlar el nivel de azúcar instantáneamente, basándose sólo en el peso del paciente, y adaptar continuamente sus decisiones administrando insulina o glucagón en función de los requerimientos”, señala este experto que es codiseñador de este páncreas artificial junto con Damiano.

Fuente: elmundo.es

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Los titulares no saben de diabetes.


SÁBADO, 28 DE JUNIO DE 2014

Los titulares no saben de diabetes.

Haciendo un repaso a las noticias, y viendo algunos titulares, solo puedo llegar a una conclusión: los que hablan no son los que padecen. Así que ya es hora de que hablemos nosotros, los pacientes, los que tenemos diabetes; no nuestras madres, no nuestros médicos, no nuestros enfermeros. No. Nosotros.

Cuando escriben "Hay que tomarse muy en serio la diabetes y sus complicaciones para la visión", o "Diabetes y riñones: ¿Qué pasa cuando no te cuidas?" no voy a decir que parezcan tontos, no, pero está claro que saben de la misa la mitad. La diabetes es una enfermedad crónica, de las de para toda la vida, sin cura, y solo con tratamiento. Lleves como lleves la diabetes, pasados cuarenta años de sufrirla, que no te venga nadie con eso de "no te has tomado en serio tu enfermedad". Si alguna vez te pasa, suéltale a ése que si quiere tu plaza, que se quede tu problema.


porque lo de teorizar es fácil. Lo de vivirlo, no.

Por supuesto que si no nos cuidamos tendremos antes complicaciones; pero no por tener complicaciones somos unos hijos de la gran chingada, que nos pasamos la dieta por donde nos da la gana, que supongamos una carga para la sociedad tal que merezcamos pagar por cada tratamiento que nos den, como se empezó a hacer en el Reino Unido. Unido para fastidiar, claro. Aquí también sería adecuado lo anterior:

-Vale, yo pago. Si no puedo, embárgame la salud. Y tú te quedas con mi problema.

Porque, cuando les apliquen este tipo de medidas nazis a los abuelitos con diabetes tipo 2, estaría bien preguntarles a los que administrar la Sanidad dónde están los cursos de formación en diabetes para ellos.

En mi farmacia, me contaba esta semana Fina que les había llegado el hijo de un paciente bastante mayor al que le habían diagnosticado diabetes. El médico le dijo que se tenía que pinchar insulina. Así, de golpe, sin paños calientes. Y nadie les explicó cómo era eso de inyectarse. Ese hijo deseperado les pidió en el mismo mostrador de la farmacia que por favor le explicaran cómo se hacía. Tenía bolis de insulina, sí. Pero no agujas. Ni idea de cómo se manekaba aquello, cómo se ponía la aguja en el boli, cómo se cargaba, cómo se tenía que inyectar, dónde, de qué manera... Nada. Así que no se atrevan a decirnos eso de que si no nos cuidamos vamos de cabeza a diálisis, a una ERCA (enfermedad renal crónica avanzada) como les gusta a los nefrólogos llamar ahora a esto.

-Oigan, ustedes, los que mandan, dejen ya de tomarse cócteles a nuestra salud en hoteles rimbombantes, y preocúpense de educarnos a todos, tanto a los que padezcamos diabetes tipo 1, como a los tipo 2. Luego, si eso, ya hablamos de lo malos pacientes que somos, y lo mal "adheridos" que estamos a los tratamientos que ustedes nos imponen. Pero no antes.

Nuestros niños hoy son afortunados, si se les puede dedicar ese adjetivo. Lo digo porque hoy no les falta esa formación desde pequeñitos que a nosotros nos negaron. Y como la tienen, pueden ser autónomos y responsables desde casi un principio. Pero tendremos que seguir cambiando modelos, porque la diabetes es ahora mismo la segunda enfermedad crónica más común en la infancia.

En la Plataforma del Voluntariado de Los Alcores me comentaba el presidente que en el colegio Salesiano de Alcalá tenían unos seis niños con DM1. El año pasado llevaron a una de estas niñas de campamento, y la cría sufrió varias hipoglucemias que dejó a los profesores más asustados que ante otra bajada de sueldo. Y hablamos de los campamentos para nuestros niños, los que padecen diabetes, donde aprenden entre monitores que también padecen la enfermedad. Entre iguales todo es más fácil. Pero volvemos al coste. Esos campamentos donde aprenden a enfrentarse a los problemas cotidianos que nos regala la diabetes cuestan unos 300 €, y no entiendo cómo no son gratuitos. Porque, los niños que no se formen hoy, tendrán más posibilidades de hacer problemas graves antes mañana, o pasado mañana.

D. Julio, uno de los presidentes, con Ana Vannereau, delegada de nuestro ayuntamiento. Ella, al menos, sí que se pone en nuestro lugar, y nos escucha.


-Oigan, los que mandan, sí, sí, otra vez. ¿No dicen que salimos caros? Pues empiecen invirtiendo, que nosotros no tenemos ni pizca de ganas de empeorar.

Por supuesto que nadie que tenga mano en el Sistema Nacional de Salud va a leer esto, pero no estaría mal que si estás dentro de esto de la diabetes seas tú, el que lee, quien lleve también estas exigencias a quien toque. A mí me ha tocado esta semana reunirme con parlamentarios para que tomen medidas en esto del vacío asistencial que estamos viviendo los trasplantados de páncreas que vivimos en áreas de gestión sanitaria sin Nefrología. He ido con fiebre, tos, dos úlceras en los pies, y esputos (no ex-putos). Sí alguien con una insuficiencia renal terminal con un tratamiento sustitutivo de trasplante pancreatorrenal en pleno rechazo puede, tú puedes. Porque todos podemos.



Beatriz González Villegas.
Alcalá de Guadaíra, 29 de junio de 2.014.

Avanzando en la ceguera, y otras historias de diabéticos.


Avanzando en la ceguera, y otras historias de diabéticos.

Aurora Castillo es de Los Palacios, un pueblo sevillano que en realidad es doble: que si Los Palacios, que si Villafranca.

Aurora los tiene bien puestos. Y, además, sufre retinosis pigmentaria. Oyó que en Barcelona, en la Clínica Barraquer, iban a probar un sistema que traen desde California con personas ciegas, y allá que se fue. De entre todos los que quisieron someterse a este innovador tratamiento de visión artificial ella fue seleccionada.

La retinosis pigmentaria y la retinopatía diabética tienen algunas cosas en común: lo más obvio, que causan ceguera. Además afectan a la retina. La diabetes es hoy la enfermedad que más ciegos ocasiona. Noticias como esta, animan.

Esto de que te metan un chip en el ojo, que según Aurora ni molesta, no cura la ceguera. Pero al menos deja ver siluetas. Para nuestra sevillana es de vital importancia. Tiene un chiquillo de tres años al que nunca vió. Poneros en su pellejo. Se me ponen los pelos de punta.

Cada vez que colgamos en las redes que buscan voluntarios para tal o cual nuevo tratamiento en diabetes es para salir pitando a donde lo solicitan. ¿Y si te cogen?, ¿y si eso supone un cambio radical en tu vida?

Hace ya muchos años salíó en la tele que Bernat Soria estaba trabajando con personas como nosotros, con diabetes, buscando un mejor tratamiento. Se trataba de implantarnos células productoras de insulina, las que llaman células beta, con el objeto de dejar de ser insulinodependientes. Recuerdo, como si fuera ahora mismo, como me fui a mi marido y con las manos entrelazadas le dije

-Porfi, porfi, porfi, vámonos a Valencia, vámonos a Valencia...

No coló, claro. Me quedé en El Puerto de Santa María, donde vivíamos, con esa espinita clavada. Las hipoglucemias severas que sufría semanalmente eran de campeonato, y tenía claro que si no acudía a algo diferente la iba a espichar pronto.

Hay que ser Auroras. Aunque solo sea por estar un poquito mejor.

En uno de los cursos a los que acudí en El Madroño, el pueblo más chiquitito de Sevilla, uno de los especialistas hizo un comentario sobre una discusión que había tenido con una compañera pediatra. Ella estaba en contra de facilitar, tal y como se hace hoy, la superviviencia de los niños prematuros. Al parecer, muchos de estos niños, si sobreviven, acaban padeciendo problemas severos de madurez psíquica. Hablando en el lenguaje de los que administran: salen demasiado caros, porque son susceptibles de precisar recursos sociales y económicos toda su vida. Y no pude menos que saltar.

Si la ciencia y la teconología sanitaria nos ofrecen la posibilidad de arriesgarnos, y tomar la opción más dura, la de sobrevivir a pesar de todo, puede irnos bien, o puede acabar como el culo. Ellos nos ofrecen una posibilidad, como la de ver o no ver. Si optamos con ellos por el riesgo, y es mi opinión, que no nos vengan luego con el "lo sentimos, pero es que salís tela de caros".

En una conferencia a la que asistí, sobre trasplantes, impartida por uno de los cirujanos del Hospital Reina Sofía, nos contaba este señor que la gran diferencia entre su centro y otros es que ellos daban opciones: era el paciente el que decidía si arriesgar más o menos. Y ellos se hacían responsables también. Esa diferencia es vital. ¿De qué me sirve un hospital que es famoso por trasplantar a los que en otros sitios se lo prohiben por no estar "niquelaos", si cuando empiezan los problemas y los pacientes precisan más cuidados les dan la espalda?

Hace seis años me llamaron desde Málaga. Era mi tercera alerta de trasplante. España jugaba la Final de la Copa de Europa contra Alemania. España ganó mientras me dializaban preparándome para la intervención.

Hace un mes y pico (el día 23 de mayo) estuve en consulta. Tocaba revisión. Mi doctora me dijo con voz dulce que tenía los anticuerpos no sé qué al 95%. Rechazo. Que esa tarde no me tomara el sintrón. Tenían que biopsiarme el riñón. Pero, al preguntarle quién me recetaba la heparina, todo cambió. Eso, en Sevilla. Ya, el lunes. Se acabaron las prisas. Que no había camas. Que me llamarían por teléfono en cuanto tuvieran una libre. Sé que no me van a llamar. Y todo porque vivo en la provincia del buque insignia de la sanidad andaluza.

No es que a mí me trasplantasen estando peor que otros, no. Es que mi trasplante fue de pena. Me perforaron el pulmón "sin querer", hemorragia interna que no se sabía de dónde, infección, rechazo... la pera, vamos. Aún así sigo vivita y coleando, y dándole a la sinhueso. Lo único que me queda es contar. Porque este tipo de historias no se deberían repetir nunca. Y porque cuento, conmigo no corren riesgos.

Y no voy a hablar de cómo otros pacientes regalando cuadros a diestro y siniestro consiguen que se les atienda como dios, no, eso no toca hoy, porque hasta el mismo director está hasta los cataplines de esas historias. Toca hablar de Aurora. Sí, seamos Aurora, pero exijamos también poder amanecer un día más.





Beatriz González cabreada.



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La primera pastilla de insulina para diabéticos, más cerca

susana mendoza / jerusalén
DÍA 28/06/2014

Una compañía farmacéutica israelí ya ha conseguido la aprobación de agencia del medicamento de EE.UU. durante su segunda fase de pruebas clínicas

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Según la Organización Mundial para la Salud alrededor de 347 millones de personas en el mundo sufren de diabetes tipo 2, que afecta a adultos y especialmente a personas de más edad. La mayor parte de las veces este tipo de diabetes se puede tener bajo control a través de una dieta adecuada y ejercicio, pero cuando esto no basta, los pacientes deben inyectarse insulina, algunos varias veces al día.

Aunque los pacientes pueden llevar una vida normal con estas inyecciones, es un tratamiento poco cómodo y que a veces no regula de manera exacta la cantidad de insulina, además de que ésta se absorbe por el torrente sanguíneo y no por el páncreas, como ocurre de manera natural.

Por eso, la opción de ingerir la insulina, en vez de inyectarla, podría hacer la vida mucho más fácil a millones de pacientes con diabetes, además de que incluso ralentizaría la enfermedad en sus primeras fases. Hoy en día hay dos compañías farmacéuticas que llevan la delantera para sacar al mercado la primera pastilla de insulina; una es la danesa Novo Nordisk y la otra es la israelí Oramed, que ha conseguido que su comprimido haya sido aprobado por la Administración de Alimentación y Medicamentos de Estados Unidos durante su segunda fase de pruebas clínicas.

La pastilla de Oramed, ORMD 0801, ha conseguido que la insulina necesaria para ayudar al paciente sobreviva el tránsito a través del sistema digestivo y llegue al hígado. Este órgano regula la secreción de insulina y la cantidad que pasa al torrente sanguíneo, por lo que el cuerpo es el encargado de administrar la dosis necesaria de insulina, en lugar de la inyección.

La compañía israelí todavía deberá pasar la fase tercera de las pruebas clínicas en Estados Unidos antes de poder comercializarse, por lo que aún quedan años para ver esta pastilla de insulina en las farmacias. Si ORMD 0801 pasa todas las pruebas en humanos satisfactoriamente, esto podría significar el fin de las inyecciones para millones de personas en todo el mundo.

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Publicado en http://www.abc.es/salud/noticias/20140628/abci-pastilla-insulina-diabetes-201406271753.html