estos días se nos han ido algunas de las abuelitas de Collado Hermoso. En su ancianidad, estaban ya muy débiles, sufrían y no vivían más que en sus recuerdos, lugares extraños con los que entrelazaban el presente. Duele que se vayan, pero ... los seres queridos no siempre mueren cuando han llegado a una elevada edad y muchos de los que adoras se van de este mundo antes de tiempo. Así que cuando la pena te ha corroído el corazón durante años, la muerte de otro de los mayores, ahora en los últimos metros del camino, es más fácil de asumir. Con tristeza, sí, pero con el consuelo de que ellos tuvieron una larga vida y nosotros el privilegio de compartirla durante la última etapa. El privilegio de aprender de esos seres maravillosos que ya no están, pero que sabemos que nos acompañarán hasta que nos toque seguir su camino.