así se podía leer en una postal que recibí hace muchos años. La escribió alguien que entró y salió de mi vida con la misma sonrisa enigmática y sin ninguna promesa. Me gustó. Me gusta recordarlo incluso hoy, aunque la postal resida en algún anaquel perdido sin dirección postal disponible.
Tiempo de cambios, sí, desde luego. Cómo no apasionarse ante el viaje que nos queda por delante. Hasta el fin del mundo, con los acordes de R.E.M.