"Deformación" universitaria II
"... decíamos ayer", parafraseando a Fray Luis, que ir a la universidad es perder el tiempo. Es una sensación que siempre tuve, ya desde primero de carrera cuando comprobé que era mucho más fácil aprobar ese curso que cualquiera de los cuatro anteriores ( BUP y COU ).

Ya, ya sé que los que me conocéis, sobre todos los ingenieros, estaréis pensando, "qué jodío, que hubiera estudiado Aeronáutica". Bien, es posible que unas carreras sean más fáciles que otras, pero lo que sí es cierto es que en ninguna se deja uno los cuernos. En todas podríamos haber trabajado más. Dicho esto, a modo de autocrítica, me explicaré ¿por qué creo que perdí el tiempo? pues porque no aprendí nada que no hubiera aprendido con un poco de disciplina y leyendo libros. Creo además que los años pasados en la facultad no me hicieron más listo o menos tonto.

Puedo decir que "aquéllos maravillosos años" me dieron muchas cosas, sobre todo amigos y risas, pero en el plano de formación, cero. Aprendí más en los empleos temporales con los que pagaba mis gastos.
Sin ningún género de dudas, mi puesto de trabajo actual lo pueden desarrollar con éxito otros compañeros que no han ido a la Universidad.
¿Qué decir de los "títulos"? papel mojado, nada más. Salvo para determinados puestos públicos u oficios regulados por colegios profesionales, nadie te pide el impreso oficial donde dice que eres economista, ingeniero, abogado o filólogo.

Bah, paparruchas!, diría el pobre Mr. Scrooge. La universidad esta sobrevalorada. Creo que hablar idiomas, ser resolutivo, saber escuchar, saber mantener la mente fría y tener ganas de trabajar son virtudes más importantes que el conocimiento memorístico de determinada materia. Y creo también que, mientras la Universidad no cambie y se olvide de cátedras y honores, los chavales seguirán saliendo tan burros o tan brillantes como eran el día que se matricularon en primero. Y lo que es peor, tan engañados como nos sentimos nosotros y nuestros padres en su día, cuando nos tragamos la trola de que con un diploma bajo el brazo ganaríamos el oro y el moro en unos pocos años.