Aserradero
Nivel lago de As Pontes 20 de mayo 2008
Tomarei más fotos desde el mismo sitio para ver la evolución do caldeiro....
fíjate, una reina y ahí estaba, tirada, en medio de la calle. Yacía boca abajo entre los coches, como si estuvier escondiendo su vergüenza y su humillación. Sin pensarlo, decidí salvarla del peligro de ser atropellada, o peor aún de ser pisoteada por algún sujeto indigno siquiera de besar sus pies. No son tiempos desde luego en que la real condición te defienda más de lo que te defiende un periodista a sueldo. Hay muchos reyes, muchas reinas, y quedan pocos lacayos, así que no pudo decir que no a mi ofrecimiento. Desvalida como se hallaba, elegir hubiera sido un lujo con el que no contaba.
Respecto a mí, soy un hombre con vocación servidora y nunca me he podido resistir a una mujer de noble cuna y sangre de color azul cielo. Una simbiosis perfecta, vaya. Yo todavía no sabía qué podía ganar haciendo lo que hice, pero, qué demonios, tampoco perdía nada. No había peligro a la vista, aunque los hombres de mi clase sabemos que una mujer su clase no debería siquiera ser tocada.
Fui osado tal vez, pero al fin y al cabo, no era más que un naipe, huérfano de sus 51 hermanos, y no dudé ni un momento en adoptar a la pequeña reina. Ya duerme, fuera de peligro, en el bolsillo de mi camisa. Espero que no me pague clavándome su rombo en el corazón.
tranquis, a pesar del título del post este no es un manifiesto patriótico. Ya tendré la Eurocopa para hartarme de gritar !España, España! o !A por ellos, oe!.
Es más simple. Ayer oí las cifras de audiencia de Eurovisión y quedé gratamente sorprendido. ¿Cómo? ¿se ha vuelto loco el zorro? no, no, es que por lo visto 14 millones de residentes en España, un 65% de los que estaban mirando la tele, vieron a los cantarines europeos y gozaron o rabiaron con las votaciones. Otros 7,5 millones vieron otra cosa y el resto, 23,5 millones hicieron otras cosas más productivas que ver al ... bueno, a ése.
Efectivamente amiguetes, el sábado "in the night" había más gente fuera de casa que dentro. ¡Viva España! ¡Viva la juerga! Y no me digáis que la gente estaba en su casa sin ver la tele y leyendo a Kafka, que no me lo trago.
Esto es España y esa noche los restaurantes y garitos estaban hasta la bandera. Y yo que creía que éramos unos borregos ...
mirando de cerca un segundo completo
Un pedazo de metal que amanece bajo el sol y empieza a calentarse
Una hormiga que desde el suelo mira hacia delante pero no le parece tan largo el camino igual
La cucaracha que pretende esconderse de todos estando quieta delante nuestro.
Un señor que pedalea para avanzar, que carga con los errores de los otros sin molestarse.
Una pelota de basket a punto de desinflarse dentro de una bolsa de plástico blanco.
Un oso de peluche que acumula polvo en un estante, polvo sobre la sonrisa, polvo sobre sus ojos que son muy dulces.
Pero sobre todo el pedazo de metal bajo el sol. Poco a poco el calor y lo que estuvo tan rígido y definido pronto dejará de serlo.
Y mientras tanto un poco de post rock.
y no es que hoy sea mi cumpleaños ni nada de eso. No. El tema es que hoy me di cuenta de hace mucho que nadie me pregunta aquello de "oye, y tú, ¿qué quieres ser de mayor?". Durante tu niñez, adolescencia y universidad (algunos hasta los treinta, je, je) recibes a menudo esa pregunta, de forma cariñosa de pequeños y de forma algo más capulla según vas creciendo. Al principio es un juego, y las contestaciones hacen gracia "yo, enfermera, yo, policía (y es que los niños no saben de Ginés y cosas de ésas)". Luego, según vas estudiando y tal, los profesores, algún pariente, te meten cosas raras en la cabeza "yo, catedrático, yo veterinaria" (impresionados y contentos tus papás).
Más tarde, cuando entras en la universidad o no entras y simplemente cambias de curro a curro sin un rumbo fijo mientras odias cada vez más vivir con tus padres y ellos que vivas allí, la preguntita de marras comienza a ir con coñas, "oye, y tú que piensas hacer de tu vida, porque digo yo que algo harás, ¿no?". Y piensas que lo que vas a hacer es coger la puta puerta y vas a irte a pasar el finde todo cocido a la playa más cercana, y si es posible con tus colegas. Probablemente es el mejor momento de tu vida y el único en el que realmente vas a hacer lo que te sale de las narices, pero claro, entonces no lo sabes.
Luego empiezas a ganar pasta, te vas de casa, te juntas, te separas, te compras un carro, te cambias de curro para ganar más, te juntas de nuevo, te separas o no, tienes un churumbel (estas tres últimas cosas no tienen por qué seguir este orden) y piensas, "coño, tendría que ir decidiendo qué voy a ser de mayor". Don´t worry, sólo piensas eso un minuto al año y se olvida pronto.
Yo tengo 30 y tantos y ando más o menos por el párrafo anterior. Este fin de semana gasté el minuto anual en el que preguntarme qué voy a hacer de mayor y he pensado que antes de que se me olvide podría ponerlo en el blog. Mira tú que si ya fuese mayor y no me hubiera dado cuenta ...
una canción
El hombre de la sonrisa breve pero marfileña muerde el cigarro usando apenas un centímetro de la comisura de sus labios. Siempre escucha en silencio. pero, sin saber por qué, los que debaten suelen buscar en su viva mirada algún tipo de aceptación aún apenas imperceptible.
El hombre de la sonrisa breve nunca asiente ni condena, pero todos saben encontrar un brillo u otro en su mirada, un sí o un no, un quizá o un tal vez. El pueblo confía en su juicio y en su enigmática mueca. Dicen los que le conocen desde siempre que apenas recuerdan el sonido de su voz, sin embargo, todos en el pueblo jurarían que el hombre de la sonrisa breve nunca pasa de largo sin saludar.
Una vez vi a uno de mis amigos sentado a su lado, a media tarde. Al atardecer seguía allí, haciendo aspavientos con las manos. Les vi de lejos y no pude oír nada de lo que allí se cocía, por lo que más tarde, en la taberna, pregunté a mi amigo qué había sucedido. Por lo visto éste había intentado pedir consejo a aquél y le había disgustado la respuesta. Lo extraño era que mi amigo no podíar repetir con precisión absolutamente nada de lo que, según él, aquel hombre había argumentado durante varias horas. Mientras meditaba sobre ello, vi de reojo al hombre de la sonrisa breve pero marfileña contemplándonos y pude adivinar que había sucedido. Ya me extrañaba a mí que mi amigo recordara el sonido de una voz que sin duda nunca había oído.
Las flores de Mayo
Hace unos meses Nicolas Sarkozy afirmó que renegaba del fenómeno del “Mayo del 68” denunciando el “relativismo moral” que había traído a la sociedad francesa. Enseguida Daniel Cohn-Bendit, el lider estudiantil de la revuelta y ahora jefe de Los Verdes en el Parlamento Europeo, le respondió que si no fuera por esa relajación moral la azarosa vida sentimental del amigo Nicolas le hubiera impedido siquiera presentarse como candidato a Presidente de la República.
Muchas veces se nos ha tratado de convencer que eran mayoría los jóvenes que apoyaron la revuelta, pero a mí, sin haber estado presente, ni allí ni en la España de la época, me parece que eso no es posible. Seguro que muchos miraron con escepticismo y rencor aquella explosión de anarquía, los unos por considerarla una aberración y los otros porque no se les hubiera ocurrido a ellos. Cuarenta años después siguen las mismas luchas entre progresistas y más progresistas, y entre conservadores y más conservadores. Y seguirán existiendo, porque el centro no existe, no es más que otra utopía política.
Así que, sin entrar en más discusiones, quedémonos con esta extraordinaria canción en la que Ismael Serrano, y con el recuerdo del Barrio Latino, uno de los lugares más luminosos de la de por sí luminosa París.
samaqueo
Acabamos de llegar de nuestro viaje al Norte. Pocas ganas de elegir destino y un par de minutos en la web de Bancotel decidieron por nosotros. Destino Bilbao, pero el mismo Bilbao ¡eh!. Un buen hotel cerca de S. Mames nos ha servido de base para unas minivacaciones maxiaprovechadas.