un poco de dolor

-Claro que sí. - Le decía - Claro que sí. O quién crees que soy. Te quiero, claro. ¿Cómo me lo preguntas así?. ¿A qué viene tanta duda?. Te dije que sería así. No eres la única mujer del mundo pero eres la mía.

-La mía- me remedaba- No quiero ser tuya. Quiero ser la única. La que te deje sin aire, la que opaque al resto, la que te haga ver que nadie es mejor que yo.

-Esos son tus rollos - le dije. - Esos son sólo tus rollos y nada tienen que ver conmigo, loca. Separa de una buena vez eso. Yo tengo ojos y nada más para nadie. No entiendes esa diferencia.

Es que ese cuento ella ya se lo conoce. Yo le dije eso antes, y no lo cumplí. Tuve mucho más para tantas otras.

Ahora agarra sus cosas y se quiere ir. Lejos, dice. Hasta que le duelan los pies y el corazón y las tripas de tanto caminar. Aviones buses trenes autos carreteras y pies.

-Tus caminos te van a alejar para siempre si no me dices que te espere.

- A eso quería llegar, - me dice. - Que no me vas a detener. Que vas a mirar mientras camino y eso es todo. Para que cuando haya llegado ya no te sienta más aquí adentro. Tengo que sangrar los pies para que te vayas por ahí y te deje en la tierra de sabe dios dónde porque por ahí quiero ir. Por las tierras que no te conocen. Para hablarles de ti y que me pregunten qué más. Para que me crean que eres todo lo que digo de ti. Que no exagero, que no te guardo rencor. Que no lo digo porque te odio sino porque es mi historia también. Tú eres mi historia también.

Me deja sin palabras. La miro. De dónde saca eso que me dice. Y me mira y me imagino esos lugares, y son árboles gigantes de gente gigante y enana que le preguntan qué te pasa, niña, por qué lloras, y ella les dice mi nombre y ellos se sientan, sacan una hogaza de pan, un vaso de vino duro y ella bebe, y ella come, y mi nombre termina significando maldad en esas tierras buenas, donde ella vivirá por un tiempo hasta ser curada.

¿Cómo voy a buscarte si vas a dejar a tanto ejército en tu guardia? ¿Cómo voy a atravesar semejante defensa? ¿Cómo voy a llegar hasta tu cama para darte un beso y despertarte?

Ella me mira con una lágrima en el ojo que mantiene abierto porque el otro está debajo de sus manos que restriegan y restriegan porque así se pone cuando está nerviosa. Se restriega y se restriega y el pobre ojo no ve nada porque sus manos lo tapan todo y entonces ya no ve cuando le digo que no se vaya porque el otro ojo llora y tampoco ve y le mienten porque aquí estoy de rodillas diciéndole que nada más me importa ahora. Porque fui un idiota que pensó que mirarlo todo era lo importante cuando aquí estás tú sin mirarme y mira todo lo que dices. Y lo lejos que quieres ir porque no quieres que te siga este ciego que tienes en frente.

No le digo nada, porque sus manos que dejaron ir sus ojos ahora toman la maleta y sus pies la llevan lejos de mi casa que vive sólo para ella.

Mañana me va doler la cabeza cuando no te vea a mi lado. Y mi cama me va botar y va levantarse y me va decir que soy un idiota porque anoche, y me lo va contar todo y yo voy a decir eso, que soy un idiota. Y cómo no lo supe antes, si estaba tan claro.

Ella se fue, y la noche se la llevó también. Me quedan días oscuros sin noche. Que no sale ni una estrella ahora, y todo lo que le dije retumba en mi cabeza idiota que tengo puesta sobre este cuerpo idiota.