La cigarra y la hormiga

a menudo surgen discusiones con personitas más o menos amigas sobre el tema de la cobertura social. ¿Hasta dónde debe llegar el Estado en la ayuda a los "que lo necesitan"?. La mayor parte de las veces acabamos de acuerdo en que el Estado debe proporcionar cobertura, pero siempre termina la discusión sin definir "quién la necesita".

Y es que tengo amigos, sobre todo los más currantes, que consideran que la cobertura nos la tenemos que ganar. Esta cultura del mérito, no muy extendida en España, no entiende que un tío que se ha dedicado a vaguear a costa de su patrón tenga el mismo derecho al "paro" que uno que ha sido responsable y honesto con su empresa. Otros amiguetes, deportistas, no consideran muy justo que el Estado gaste el dinero cuidando el cuerpo de aquéllos que se han dedicado a castigarlo ( alcóholicos, drogadictos o tíos que se estrellan con su vehículo mientras conducen saltándose todas las normas).

Vivimos en un país donde si dices que le has pagado el IVA al fontanero la gente te mira raro, donde algunos van a Urgencias para no tener que pedir cita al médico de cabecera, donde se venden más detectores anti-radar que en ningún otro lugar del mundo, dónde la gente construye donde le sale del pijo y luego tiene la hipocresía de salir en la tele a protestar ... y cuando tras argumentar todo esto alguien que sabes que es honrado te dice que le jode pagar impuestos y que preferiría que cada palo aguantase su vela, ... pues dudas, y te vas a casa pensando que quizá no estamos haciendo las cosas del todo bien.

En la fábula la cigarra sufría su destino tras holgar durante el verano, pero en la vida real la hormiga pone parte del fruto de su esfuerzo en la hucha del Estado. Y luego es el Estado quien reparte el contenido de esa hucha sin reparar en si quien lo recibe es una hormiga necesitada o una cigarra tripuda.

No digo yo que el Estado tenga que abandonar a la cigarra, pero tampoco incentivarla para que lo sea ¿no?

Dispendios

todavía entre los rescoldos de la polémica por el fichaje de Cristiano Ronaldo por una empresa privada, "éste nuestro ejército" ha perdido hoy dos aviones de caza, concretamente F18 Hornet. Los pilotos están a salvo así que me permitiré hablar del coste material del accidente:


2 x 100 = 200 millones de euros




Eso es lo que cuesta sustituir los aparatos por dos EuroFighter , pues el F18, el núcleo principal de nuestra fuerza aérea ya no se compra, y el F22, su sustituto en Estados Unidos sólo se ha ofrecido a Israel por el momento.

¿Qué, cómo se os queda el cuerpo?

¡ qué calor ... !

hace tres horas que he vuelto a los madriles y ya estoy quejándome del calor. Y lo peor está por llegar. Uf, ya estoy deseando que llegue el viernes, no por no ir al curro, sino por librarme de este calor. Ahora mismo estoy visionando la subida del Puerto de Navacerrada camino de mi amado y fresquito Collado Hermoso.

Mientras tanto me contentaré recordando el atardecer vigués. He pasado unos días estupendos en Galicia y quiero compartir con vosotros esta vista de la ría de Vigo que tomé el jueves ..., quizá os llegue algo de la brisa que cada noche envían las Cíes.

cortinas

Cerré las cortinas

Que nadie viera que me iba

Por la ventana hacia la escalera que no llevaba a ninguna parte

Un salto

Un gran salto hacia el fondo

Y en el camino una coca cola.

 

No quiero saber si caí.

 

 

Ese día

Es cosa de humanos esto de hacerse viejos, en una carrera que comienza el primer día y que no se acaba hasta el último. Durante muchos años uno no se da cuenta de que ya está corriendo. Luego, un día cualquiera amanece, e inadvertida, llega esa sensación de que tu vida ya no te pertenece del todo, de que la compartes con el pasado. No es un sentimiento necesariamente desagradable. Simplemente miras hacia atrás, luego hacia adelante, y, sin más, te entra una inmensa prisa por vivir.

Ese día comienzas a mirar a los viejos con más respeto y a los niños con más cariño. Comienzas a cuidar tu cuerpo con mimo y a quererte un poquito más. Dejas de vivir al día, y a aprovechar más los días. Y te vuelves excesivo, para la alegría y para la pena. Vas a los cementerios con congoja, y las lágrimas te brotan con mayor facilidad cada vez. Ojos entrenados por el dolor supongo. Pero a la vez, saboreas mejor la risa, tuya y de otros. Y los pequeños triunfos de cada día saben a cava y caviar.

Se suele pensar que la edad es un ogro que convierte la melancolía en pena, y que entonces, obligariamente, la sonrisa ha de huir de nuestros labios para posarse en los de otros, más jóvenes. Yo no quiero creerlo. Y me encanta encontrar a gente que demuestra que ser mayor no significa estar muerto en vida, aunque otros hayan tirado la toalla y se empeñen en estar más tristes que la propia tristeza.