UN POEMA DE byron espinoza








No me pregunten

(Les juro
No sabría explicarlo)

El amor muere en manos de alguien

Un hombre atraviesa la noche

Ya no importa la cantidad de alcohol
Ni tabaco
Bombeando en su sangre

Dudas decapitan su alma

¿A quién explicarle
La necesidad de romper distancias?

¿A quién decirle que también nos morimos de a poco
Y antes de tiempo?

¿Y que los ojos también se saturan?

No respiren
No pierdan el tiempo
En insignificancias

El amor se muere en el pecho de alguien

Un hombre sube a un taxi
Y en su silencio de días
Atraviesa la noche.

UN POEMA DE JUAN GELMAN





GOTÁN


Esa mujer se parecía a la palabra nunca,
desde la nuca le subía un encanto particular,
una especie de olvido donde guardar los ojos,
esa mujer se me instalaba en el costado izquierdo.

Atención atención yo gritaba atención
pero ella invadía como el amor, como la noche,
las últimas señales que hice para el otoño
se acostaron tranquilas bajo el oleaje de sus manos.

Dentro de mí estallaron ruidos secos,
caían a pedazos la furia, la tristeza,
la señora llovía dulcemente
sobre mis huesos parados en la soledad.

Cuando se fue yo tiritaba como un condenado,
con un cuchillo brusco me maté
voy a pasar toda la muerte tendido con su nombre,
él moverá mi boca por la última vez.
el futuro

llevo unos días pensando en el futuro. Quizá no os parezca nada excepcional, pues la mayoría de la gente, en mayor o menor medida, piensan mucho en el futuro, en sus esperanzas, en sus incertidumbres. En mi caso no es muy común, soy un hombre del presente, e incluso de una parte del pasado, de la que me trae buenos recuerdos, pero raramente reparo en lo que vendrá mañana.

La culpable de este cambio tiene nombre. Se llama Paula y nació el lunes pasado. Mi recién estrenada sobrinita no tiene por qué preocuparse. Ha nacido en un país desarrollado y dentro de una familia que la querrá y arropará hasta que pueda valerse por sí misma, pero, aún así, no puedo evitar mirar hacia adelante y pensar en las aventuras que le deparará el destino, en las cosas que verá, en los acontecimientos que vivirá ...

Como soy un tío optimista, naturalmente pienso en lo bueno. Paula gozará de tecnologías inimaginables para sus abuelos e inalcanzables para sus padres, tendrá acceso a adelantos médicos que hubieran curado a nuestros antepasados, y vivirá en una sociedad cada vez más multirracial y acomodada.

Pero de momento, prefiero que siga el ejemplo de su tío el Zorro, que viva el presente, y lo disfrute tanto como sus papis, sus abuelitas y sus tíos.

PAULA, saluda a estos señores de la blogosfera ....

UN POEMA DE byron espinoza





Hasta hoy
Mis manos
Nunca hicieron otra cosa

Caer...

Y ustedes
Que lo vieron todo
No fueron capaces de juntarlas

Aun así
Y a pesar de tanto
Con los muñones
Sangrando todavía
Pude arrebatárselas a los perros
Colocarlas
En su lugar
Nuevamente
Para que
(Sobre este suelo de vidrio constante...)
Siguieran cayendo.
el cerdo

esta mañana apenas había tráfico en la carretera, pero al llegar a la "cuesta de los dominicos", en la entrada a Madrid, se ha formado un poco de atasco. Todos parados, unos resignados, otros enfadados. Detrás tenía un Mini, que en los siguientes dos o tres minutos ha cambiado de carril al menos cuatro veces. Lo he tenido, delante, detrás y al lado casi sin interrupción. ¡Qué nervioso el tío!. Me he empezado a fijar en él mientra se movía de un lado a otro buscando el carril mágico, una especie de vía 9 y 3/4 como en las pelis de Harry Potter.

El caso es que el sujeto molestaba a alguien cada vez que se cambiaba de lado. Qué plasta, oye. A éste pavo no importaba nada el resto. No le importaba que los demás también quisieran llegar a sus trabajos a tiempo. No le importaban las normas de tráfico. No le ha importado tirar una colilla por la ventana. Seguro que ni sabe que está prohibido tirarla.

Cuando se ha deshecho el atasco, y a pesar de todos sus esfuerzos, el tío estaba otra vez detrás de mí. Le he esperado para verle el careto. Bingo. Cara de gilipollas. Pijete y relamido. No he podido evitar desearle otro atasco antes de que llegara a su destino. Je, je.

Mientras le observaba hacer el indio, he pensado en el mal que tanto aqueja a la sociedad actual: la falta de respeto. El hombre del Mini probablemente mantenga su actitud tras aparcar en su garaje. Faltará al respeto a su mujer, a sus hijos y a sus amigos, al equipo rival, a su jefe, a sus empleados ... a todo el que se encuentre. Y es que las actitudes ante la vida, como ésta, son tan reflejas que hay muy poca gente capaz de comportarse como un caballero en unos ambientes y como un cerdo en otros.
Normalmente, o eres lo primero, o eres lo segundo.