perfeccionismo


¿Cuántas veces más voy a pensar que tengo razón?

¿En qué momento de la vida se ve con claridad cuando estás equivocándote escandalosamente?

¿Cuántos años voy a tener entonces?

¿Cuantas veces más tengo que pasar por lo mismo?

 

Parece una clase de dibujo para ciegos, mi vida.


(este otro también estaba escondido por ahí y debe ser de invierno del año pasado)

japi auer

 

No me duele nada ya

Lo adormecí todo en el happy hour

*

 

La hora feliz

en la que todos sonreímos

al mismo tiempo

mientras pedimos un poco más

porque viene rápido

y lo tomamos todo

con los ojos cerrados

para que llene los espacios vacíos

lagunas de nada

burbujas

que crecen y explotan.


nunca se puede ser tan grande.


¿se puede ser tan pequeño?

 

 (textito encontrado hoy. escrito algún día de invierno en buenos aires)

un asomo

Decidí llamarle vacaciones a un momento extraño de levitaciones y perturbaciones que me pasearon oscuramente por el pasado presente y futuro de mi cuerpo, a veces tan extraño, en este terreno terruño que nos acoge a todos, a mí.

Observé que esto que me contiene y me mantiene aquí parada o echada o arrodillada fue una jaula en muchos momentos que recuerdo muy bien, ratos en los que quise largarme y dejarlo abandonado. Este cuerpo que me hace estar aquí frente a la computadora y poder escribir esto, el que me da esta cara que hace que me reconozcan y sepan que es ésta la cara que dice esto, y que así se ve la que dice o hace ciertas cosas, no me está obligando, no me está obligando… no me está obligando. Y me lo repito un par de veces más para no olvidarlo.

Pero a veces me gustaría quitármelo de encima. Tener un descanso, poder volar un rato sin temor a romperlo. Ver cuál es mi verdadera cara porque sé que no es ésta.
¡qué cansinos!

"OS QUIERO, OS QUIERO, ... os quiero engañar a todos" decía por lo bajo el candidato mitinero al que parodiaba Pedro Ruiz en "Como Pedro por su Casa". Desde aquel programa televisivo de los 80 han pasado los suficientes años para que Pedro perdiese la gracia, pero no tantos como para que los políticos cambien.

Tiempo de campaña, tiempo de subasta. No son aún las fiestas patronales, pero la verbena luce y gira. ¡Siempre toca caballero! ¡Juegue un boleto a la lotería del 9 de marzo! Coja estos 400€, ¡son suyos!. No, no, no coja esa limosna señorita. ¡Súbase a este estupendo carro de progreso y felicidad!

Los voceros de los partidos suavizan su voz y afilan su lengua ante el paso de los votantes. Te doy esto, te doy aquello. Vótanos. Mientras, sus líderes se dedican a predicar en plazas de segunda delante de públicos entregados. Ya me gustaría verles soltando las mismas soflamas, pero en la plaza del contrario, delante de una multitud hostil que no les aplaudiría más que al despedirse. Embaucadores, y además, cobardicas.

Métanse sus preciosas promesas por el puto culo, les diría yo tanto a uno como al otro si tuviese oportunidad. Y no me importa ser maleducado, pues, al igual que Fernando Fernán Gómez, sólo debo respeto a quien es respetuoso con los demás. Y estos, no se respetan ni a ellos mismos.
A Ricardo Marín

No te preocupés Hermano
aunque siempre seamos poemas inéditos
la palabra persiste.