A veces me voy a casa con algún problema del trabajo sin resolver. No es frecuente, pero en alguna ocasión he soñado con el asunto en cuestión. Como soy un tío optimista, mi subconsciente trata de ayudarme y terminar con el problema por la vía rápida, pero por desgracia el despertador siempre suena y el problema sigue ahí. Duermo poco pero bien así que no suelo arriesgarme a pasar un nuevo día sin finiquitar el asunto.
El amigo Rajoy lleva ya muchas noches soñando con que su empleado díscolo reconoce su culpa sin que nadie se lo pida y se quita de en medio educadamente y sin alharacas.

Cargarse al empleado infiel haciendo gala de un buen par es peor alternativa, ... ¿por qué, Sr. Rajoy?