la mejor forma de comunicar es hablar, pero a veces es realmente difícil. Pero a pesar de las dificultades, el humano siempre logra su objetivo. Veamos algunos ejemplos:
aún siendo conscientes de que el bebito no nos entiende, la gente no se rinde y se multiplican las estrategias, siendo la que mayores adeptos tiene la de convertirnos en bebés de cuarenta y tantos años. El tono de voz nos cambia, aflautándose, y dejamos de vocalizar de repente. Empatía, supongo.
Dice la ciencia-ficción que las máquinas podrán pensar en unos años. Algunas se harán malas malísimas como los Terminator. Algunos de mis compañeros piensan que eso ya es una realidad y que su PC les putea un día sí y otro también ...
Con los extranjeros: mi favorita
es común que quien no entiende una palabra de lo que dice otro, comience a vocalizar como si acabase de salir de preescolar. "Ho-la, me lla-mo Jor-ge. ¿Te gus-ta Es-pa-ña?". Si esto no funciona, también es válido suponer que no es que el guiri no entiende sino que es sordo: "Ho-la, me lla-mo Jor-ge. ¿Te gus-ta Es-pa-ña?".
Siempre me he imaginado así una charla técnica de Luis Aragonés a sus jugadores:
Y en el curro: ésta es de observación diaria
Hay trabajadores que cuando hablan con sus superiores apenas sacan un hilillo de voz, se vuelven educados de golpe y tan sumisos que pondrían la mano para coger la ceniza del pitillo del jefe. No obstante, cuando hablan con sus subordinados les posee el espíritu de un sargento de la legión y su tono de voz se convierte en chusco y autoritario. Dicen que este fenómeno está relacionado con tener las pelotas pequeñas, pero no he podido testarlo con un estudio pormenorizado.