Me gustaría ser más superficial. Tomar y dejar tomar y dejar. Sin pensar en los heridos. Atropellar sin pararme a mirar, sin ayudar. Egoísta de verdad.
Me gustaría ser todavía más chica. Poder gritar cuando me plazca, hacer berrinches, patalear, contar con que alguien siempre va venir a cargarme y llevarme a comer un helado. Que alguien siempre me va poner la mano sobre la cabeza para hacerme dormir cuando no puedo.
Me gustaría ser más valiente y asumir que me están usando cuando lo están haciendo. Que estoy siendo tomada por tonta. Dejar de hacerme la tonta. Sería bueno quitarme esta sonrisa idiota y fruncir el ceño, juntar mis cejas al centro y levantar mi labio superior como verdadera fiera temible. Ser de movimientos rápidos, pasar desapercibida. No ser vista. Invisible, para no tener que esconderme nunca. Me gustaría poder convencerme a mí misma de la verdad de maneras más simples. Me gustaría tener una linterna para ver en la oscuridad de mis ideas a veces, conocer todas mis cuevas, todos mis atajos. Señalizar mi mente para no perderme Ser más dura. Más fuerte. Más tajante. Firme. Poderosa
Ser una heroína. Salvarme de los malos. O mejor aun, ser la heroína más malvada de todas. Una verdadera paradoja voladora vistiendo un traje increíble y demoledor.
Vamos a inventar una historia de amor como ninguna. Una historia de dos personas tan enamoradas que dé asco. Arcadas. Rabia. Pereza. Un par de personas tan estúpidamente enamoradas que provoque atropellarlos sin pensarlo.