Una de sed

Hablaba en el post anterior de lo bien que me siento cuando llueve. Soy castellano y tengo la suerte de ver lluvia de vez en cuando, como casi todos los mi región y de aquí hacia el Norte, pero ¿y los del Sur?

En la España “seca” el asunto del agua es casi un tabú. Mirar al cielo durante meses esperando una nube que esta vez no pase de largo desespera a cualquiera, y en el caso de levantinos y muchos andaluces, son ya muchos siglos haciéndolo. ¿Cómo esperar que no se enfaden cuando ven cómo ríos rebosantes de agua limpia y fresca entregan toda esa riqueza al mar?.

Durante siglos, no hubo debate. Una España agrícola y sin ecologistas entendía, sin fisuras, que el día que los medios técnicos permitieran mandar agua desde el norte al sur, se haría sin dudar y para felicidad de todos. Sin embargo, hoy, en el siglo XXI, la ingeniería nos permite llevar agua de una cuenca a otra, pero ahora lo impiden la avaricia, la desconfianza y la conciencia ecologica.

¿Parece que estoy a favor de los transvase? Pues sí, lo parece. Pero no vayamos tan deprisa y veamos los contras.

En el año 2008 el agua no sobra en el Norte, o al menos no en el “Norte transvasable” (Ebro). La sequía afecta a todo el país y el Ebro lleva menos agua año a año, por lo que las regiones de la cuenca de ese río temen perder la lucha del aguapor si lo que ceden hoy lo puedan necesitar mañana. El Sur necesita agua, sí, pero ¿cuánta? Y es que el desarrollo demográfico e industrial del Levante español parece no tener freno.

Así que los detractores del transvase nos presentan a todos los levantinos, sin excepción, como especuladores inmobiliarios, poseedores de grandes urbanizaciones con campos de golf y destructores de costas. Ahora están preocupados por el hábitat del otrora olvidado Delta del Ebro y claman por caudales ecológicos que sustenten flora y fauna de ribera.

Por otro lado no puede ser que los levantinos se presenten como víctimas cuando consumen más agua que nunca. Si tuvieran escasez, denles lo que precisen, pero lo que no es sostenible es que cada año su consumo se eleve.

Mi propuesta es sencilla sobre el papel, no sé si lo es técnicamente: hágase el trasvase y construyanse varios embalses a lo largo del mismo. En Invierno, cuando el Ebro vaya crecido, llenará esos embalses. Y luego, en verano, los aragoneses y catalanes beberán del Ebro, y el resto, de los embalses. ¿Es tan complejo?