A pesar de la nueva sombra
que me cuelga en el rostro
de las líneas de más
que me rompen las manos
de las paladas de tierra
con que pretenden cubrirme
y de los nidos de gusanos
que me corroen

puedo asegurártelo
mujer:

jamás un Poeta murió de amor.

Ni siquiera en su Poesía.