Lección aprendida

Hace unos años oí a Antonio Vega en una entrevista sobre su vida. Como no, salió el tema de su drogadicción, y contó cómo se enganchó. El artista decía que había comenzado a consumir heroína en un tiempo en el que no había yonquis por las calles, en un momento en el que no había referencias sobre las consecuencias de la drogadicción, ni publicidad de Sanidad, ni advertencias de los padres, un abismo sin señalizar en suma.

El cantante madrileño no huía de su desgracia pero trataba de justificar sus debilidades. Tampoco podía escapar de ellas. Estaba enganchado.

Con la crisis, mucha gente se ha quedado enganchada. Las drogas en este caso fueron las ofertas de préstamos, hipotecas, financiaciones que nos nublaron los ojos y el buen juicio. Como Antonio y la heroína, no teníamos referencias. Nos dejamos colar productos complejos "por que me fío del del banco" o "porque todo el mundo lo hace". Tampoco entonces había gente embargada por la calle que nos pudiera contar los efectos del riesgo financiero. Tampoco en casa nos decían, "hijo, que en el banco te engañan". Nadie conocía los riesgos y estaba de moda ser asesor financiero en la barra del bar.

Hoy, y tras ver cómo la droga hipotecaria ha consumido a muchos, vemos advertencias en todas partes. "Te lo dije" dicen los "enteraos", y se ha desatado la caza del comercial de la sucursal. Siempre que se produce una crisis, una desgracia, una ofensa, se desata la caza del culpable. En este caso sin embargo, no estoy de acuerdo. Mucha gente sí recibió advertencias durante esta crisis; como aquéllos que nos explicaron en un papel los cálculos sobre su hipoteca en yenes, o los que preguntaron "oye, qué te parece eso de las preferentes" y las suscribieron a pesar de los consejos en contra, y a alguno que firmó una ampliación de hipoteca sólo para comprar muebles más caros. En cualquier caso, la mayoría fueron como corderillos a la sucursal para que una panda de administrativos reconvertidos a la fuerza en comerciales les recitaran el prospecto de un producto que no entendían ni siquiera ellos mismos.

Ahora no se trata de flagelarnos, ni de flagelar a los "del banco"; simplemente de hacer autocrítica. Si asumimos que hemos fallado, tendremos cuidado la próxima vez. Las acciones, los productos estructurados, las rentabilidades extrañas ... para otro. Nadie da duros a cuatro pesetas, decían en el pueblo. Pues eso.

Y termino como empecé, Antonio Vega en la letra, Enrique Urquijo cantando. Ellos no tuvieron mucho margen para rectificar. Grandes ambos.

Europa

a pesar de la capacidad de aniquilarnos y reconciliarnos, a pesar de nuestra Historia común, de nuestro inconformismo, de nuestras raíces fuertes, de nuestros antepasados que levantaron Grecia y Roma, de 500 años de vanguardia tecnológica, a pesar de todo lo anterior, siempre pensé que Europa suena a tristeza y pasado, aunque como en la composición de Santana, tiene un coletazo final que da algo de esperanza ...


política y corazón

cualquiera (que no fuese español) escuchando la rueda de prensa de la presidenta Kirchner y bajo su discurso trémulo, habrá sentido quedos acordes de tango. El tango, vehículo de la tristeza que encierra el amor porteño canta estrofas doloridas, pasionales, de noches que ya se fueron e hilos que hace tiempo fueron cortados. Ayer, dineros aparte, la mandataria habló al mundo de cumplir la última voluntad de su amado. ¡Qué hermoso, Cristina! La multitud encandilada, sostenía en vilo las lágrimas a punto de caer de su presidenta. Epopeya nacional contra la hidra colonialista.

Cualquiera, oyendo la elegía póstuma, pensaría que Nestor Kirchner era un paria, un desahuciado de las internacionales, un luchador incansable contra el capitalismo pero ... si los Kirchner son la imagen del comunismo, que pongan un antifaz a Lenin, no sea que se levante y se le caiga el sudario del susto.

En fin, tangueros entrañables los argentinos. Lástima que sin el tango no puedan vivir y ya, desde este momento, estén llorando su buena dicha porque YPF, en un par de años, dejará de nuevo de ser argentina para ser norteamericana o china. Mientras, los españoles, tristones porque no sabemos cuántos enanos quedan por crecernos todavía, entonaremos una Salve, que para saetas ya tenemos las que nos lanzan nuestros "hermanos" de ultramar.

¿Vamos a lo fácil?

hace tiempo que no llevo el coche al Bernabéu, por la ecología y tal. Por el mismo motivo, llevo tiempo dejándolo en el garaje 3-4 días a la semana. La alternativa, el transporte público. Ayer, al salir del fútbol fui al tren. Error. A las 23:20 había pasado el último. Vaya, normalmente había cuatro más, hasta las 00:30.

Recortes. Esos trenes no van tan llenos como los de hora punta.

El pasado agosto fui al médico y me aconsejó una serie de análisis preventivos. Vaya, no está mal, pensé, primera vez que voy en diez años y voy a hacer el gasto. Error. En febrero (seis meses después) fui a recoger los resultados y, vaya, me dice el médico que no me han realizado el estudio solicitado.

Recortes. Ese estudio ya no es estándar en la sanidad pública. El médico, rojo como un tomate, me recomendó que me hiciese el estudio por lo privado.

Lo próximo será quizá mañana, o pasado. Me echaran del curro con 20 días, no me importa si lo hacen hoy, pero como esperen a que cumpla unos cuantos años más ... O meteré mi coche en un agujero de esos que son cada vez más frecuentes en las carreteras, o algún gilipollas me clavará una navaja en alguna calleja mal iluminada.

¿Son cosas de ciencia ficción? Error. Son recortes.


Y digo yo, ¿de verdad que ya han optimizado todo lo posible? ¿han detectado y corregido ineficiencias, ahorros no realizados, sinergias? ¿han anulado a los mangantes que en cualquier organización meten la mano en la caja? ¿han diseñado algún plan de mejora de esa tan manida "productividad" (o lo que es lo mismo, producir más en las mismas horas)? ¿no habrían de hacer todo lo anterior antes de empezar a "recortar"?

la agonía de la "ayuda al desarrollo"

está claro que nadie puede estar de acuerdo 100% con el partido al que vota, salvo quizá aquél que redacta el programa electoral. Y aun siquiera éste, pues es improbable que sea tan ingenuo como para desconocer que los programas nunca se cumplen. Dicho esto, los electores se agrupan en torno a las siglas que son más afines a su pensamiento político y social, o resignados, en torno a  aquéllas que menos les repugnan. A veces esta reducción a principios muy básicos es hasta beneficiosa, pues una gran mayoría es capaz de olvidarse de sus intereses particulares y votar conjuntamente para generar un gobierno fuerte.

Pero por desgracia, por el camino, unos y otros se ven obligados a renunciar a las partes "poco importantes" de su ideario, los lujos, las utopías, ...  que nunca serán una prioridad para el gobierno resultante. Una de estas perjudicadas es "la ayuda al desarrollo"

La mayoría de los españoles crecemos en la religión católica, entre colegios y familias simpatizantes de Caritas, Manos Unidas; admiramos a los misioneros como personas de valor infinito, dispuestas a dar sus vidas por los demás, y nos integramos en movimientos caritativos enfocados a compensar la situación de las clases desfavorecidas; movimientos religiosos y ONG´s o "maratones" televisivos de recaudación o de campañas de ayuda a catástrofes.

Personalmente me siento defraudado, año tras año, por la acción del gobierno de turno, del PP o del PSOE, los unos por abandonar la caridad a la salida de la eucaristía, y otros por dejar su solidaridad obrera embustera e internacional para sus cánticos y para las páginas de sus programas políticos.

¿0,7%? ¿objetivos del milenio? todo eso no es más que publicidad de usar y tirar para esta gente que, en cuanto hay que recortar, lo hace por la ración del débil.