la rebeldía del cínico

son muchas las voces que hablan de la creciente falta de civismo de la gente. Se ve en el metro, en la oficina, en el grupo de amigos. Es palpable. Pero, ¿cuál es la razón?: la mayoría apunta al sistema educativo, a la falta de disciplina ... a los jóvenes. Pero, ¿y los que no son jóvenes? yo veo esa misma falta de civismo en personas de toda edad y condición. Se podría suponer que esa actitud viene del descuido, pero muchos de los que la ejercen manifiestan que es elegida, que les gusta ese estilo de vida. "Yo no soy maleducada, simplemente digo la verdad sin tapujos", me espetó una compañera hace tiempo.

Y es que, al menos en mi entorno, es creciente el número de personas que se muestran cínicos en la defensa de sus argumentos y olvidan las más elementales normas de respeto al prójimo. Asisto a diario a conversaciones serias o banales donde mandan las palabras gruesas y las actitudes propias de gánster.
Es más, a veces incluso se deja de lado el fin último del diálogo, plantear y convencer, y la discusión pasa de ser un medio a un objetivo en sí misma. Se diría que hay gente que está deseando saltarse los prolegómenos para llegar rápidamente al enfrentamiento.
Paralela a esta actitud se encuentra la de crítica y escarnio de los "bienquedas" o de aquéllos que buscan el consenso. Parece que estos discutidores profesionales identifican su argumentación ruda con pureza de sentimientos, vituperando el esfuerzo integrador de los que dialogan, que pasan a la casta de pusilánimes o tibios.

Pasa igual en el día a día. Está de moda ir mal vestido, desastrado como dicen en el pueblo. Todos los días hay gente en el tren con los pies sobre el asiento de enfrente. Gente de todas las edades. Quizá sea un fallo de RENFE y haya que poner reposapiés para las delicadas extremidades del hombre moderno. Cuando les llamas la atención, la mayoría baja los pies, para volver a subirlos cuando te das la vuelta. En fin, en eso ha quedado la rebeldía del cínico, en simple y llana mala educación. Parece que la conducta asocial les redime de sus frustraciones.

Quizá esta deriva tenga que ver con las tendencias más y más individualistas de la sociedad que me rodea, pero principalmente con el paso del tiempo. Muchos, con la edad y por desesperanza en ideales que creían ver realizados algún día se vuelven asociales. Otros por hartazgo de las rutinas que imponía la educación de sus mayores se rebelan contra ellas. Los más, por esnobismo puro y duro, pues el cinismo es una manera de destacar como cualquier otra.

incluso la tele nos proporciona héroes cínicos a los que admirar




a aprender, a la escuela

vaya por delante que no soy experto en tasas por tanto seguro que alguna cosa se me escapa al hablar de la subida de impuestos que ha publicado el nuevo gobierno de España. A esta falta de base teórica uno el problema de no conocer la magnitud del desafío. El gobierno no nos explica cuánto dinero se necesita y cuánto de ese dinero se conseguirá a través de este aumento impositivo. Las cifras bailan de mes a mes y ello produce desconfianza e inseguridad.

Dicho esto me parece correcta la subida de impuestos para mantener el nivel de prestaciones que el Estado ha venido proporcionando. Pero, además exijo:
  • que las medidas de control del fraude aumenten
  • que se impongan penas de cárcel a los defraudadores. No pagar a la Hacienda de todos es robar a todos.
  • que se publique el nombre de los defraudadores. El anonimato favorece este tipo de conductas
  • que el gobierno sea consciente del esfuerzo que pide a los ciudadanos. Un aumento impositivo medio del 3% unido a la congelación salarial (en lo privado ya se lleva aplicando unos años), supone una pérdida de poder adquisitivo del 6 ó 7%,: unos 1.100€ menos para un salario neto de 18.000€ anuales.
  • que la ley sea igual para todos los trabajadores, independientemente de su régimen fiscal. Por tanto se debería aplicar una tasa progresiva también en el régimen societario.
Y dicho esto, que el dinero recaudado se utilice con sabiduría y responsabilidad. Los malos gestores deben ser auditados y sancionados. Perder 5.000 millones por una mala decisión debe aparejar al menos una inhabilitación para gestionar dinero público en el futuro. Necesitamos gestores hábiles y responsables, no becarios de alto copete. Como dije en un post anterior, la buena intención se presupone, pero no basta para hacer las cosas bien. Como dice un amigo, "a aprender a la escuela, el gobierno es para gente experta"

en construcción




un ladrillo allí, otro acá, un tabique levantado, otro que no acaba de tirar para arriba, pasillos, escaleras, recovecos, algún sótano oscuro y una buhardilla luminosa, muchas ventanas y un salón grande para reunir gente, una mano de pintura de vez en cuando, sólidos cimientos que dejaron los anteriores dueños, árboles alrededor de un jardín en el que casi siempre hay primavera (sin bichos, eh, fuera bichos de mi jardín), luz, sombra, frío, calor, todos en su justa medida, sin molestar en exceso y una fachada modesta, a juego con el paisaje ... algo así llevo construyendo durante los últimos ... 40 añitos

un mensaje de amor

parece que todas las tradiciones están de acuerdo con que, allá por el año 30 del calendario occidental un hombre con un carisma especial aglutinó la atención de miles de personas en tierras de Palestina. Aquel hombre, en un contexto histórico de invasión extranjera, no tuvo militancia política conocida y ni siquiera pareció muy interesado en ganar adeptos ni en dejar escrito testamento fundacional alguno.

Hoy, dos milenios más tarde, todavía hay gente que muere discutiendo si Jesús fue o no un Dios. O si el Dios que él trató de acercar al mundo era el verdadero o no. Por suerte, al margen de polémicas e interpretaciones, muchos de sus seguidores modernos siguen centrando su admiración en el corazón del argumento que subyace en su prédica: el amor.

Otros prefieren complicar el mensaje.

Déjà vu

por azares de la vida esta tarde he estado conversando con el Sr. Rajoy.

Ha sido un diálogo muy instructivo. En un momento de la conversación le he hablado sobre la situación de una empresa que conozco bien. Es una compañía que se dedica a fabricar motores para aeronaves y que atraviesa un momento difícil.

- ¿debido a la crisis? - me ha preguntado el Sr. Rajoy
- no que va, por la reestructuración. Parece que nadie está conforme con los nuevos directores de la empresa.
- ¿y eso?
- pues mire usted. Acaban de cargarse, de un plumazo, a toda la directiva anterior. La verdad es que ya nadie les quería en la empresa.
- entonces, todo el mundo estará satisfecho ahora ¿no? - me ha preguntado
- bueno, al principio sí, pero ahora nos hemos dado cuenta de que cambiar a todo el equipo de golpe es jodido. Aunque parecen gente lista, les va a costar tiempo ubicarse. Imagina, tenemos que cerrar el presupuesto del año que viene ya y lo van a a tener que hacer en menos de una semana cuando normalmente se necesitan meses.
- bueno, bueno, anímese - me ha dicho sonriendo -si realmente son inteligentes y tienen voluntad se pondrán al día enseguida ...
- confío en ello desde luego, pero hay un problema adicional ...
- ¿y bien?
- buff, la directiva nueva ha traído al mejor comercial del sector ...
- no entiendo nada, hombre ¡eso es una gran noticia!
- pues no, ¡han puesto al comercial de Director Técnico! y al tío que teníamos vigilando la cadena de montaje en otra planta, un crack en lo suyo, ¡le han hecho Director Financiero!, ¡pero si no ha visto un balance en su vida!
- pues hombre, no lo veo tan grave, ya aprenderán - ha dicho el señor Rajoy mientras se despedía de mí porque le han requerido otras personas. Se iba contento y relajado. Me ha dado envidia, pues yo estoy muy preocupado.

He abandonado el lugar pensando en que a lo mejor tiene razón, y que no se necesitan especialistas para los puestos de más responsabilidad, aun cuando han de manejar presupuestos de miles de millones de euros y además el destino de mucha gente. Luego, al llegar a casa he leído el periódico en Internet, con las fotos de los ministros del gabinete del nuevo Presidente del Gobierno, y he entendido el sentido de las palabras del Sr. Rajoy: otro presidente más que se rodea de gente inteligente, con voluntad, fieles a su jefe, pero sin puta idea sobre el trabajo que van a tener que desempeñar.