Rostros eternos

cuando paseo sin prisa y solo por un lugar de exposición, me gusta dedicar un buen rato a contemplar un solo cuadro y descubrir el mirón que llevo dentro, escudriñando escenas en busca de rostros de otro tiempo. Los pintores normalmente nunca inventaban caras, aunque quizá camuflaron alguna, y en la mayoría de los cuadros, como si fueran fotografías de album casero, inmortalizaron a personajes desconocidos, amigos, familiares o a cualquiera que el artista se había cruzado por la calle aquella mañana.

Y así paso tiempo buscando las miradas del pasado en las obras que contemplo. En ocasiones me podría tirar mucho tiempo, dada la cantidad de sujetos representados en el cuadro. "El entierro del Conde Orgaz" sería un buen ejemplo:

aunque a veces bastan un sólo un par de rostros cuando son tan intensos y misteriosos como los de este "Sueño de S. José" de Georges La Tour.


o un sólo rostro que vale por ciento, como éste último cuadro que siempre me ha inspirado mucho respeto, quizá por la severidad de este "Inocencio X", que acojonó incluso a Velázquez. Me hace sentir como si hubiera cometido algún pecado imperdonable, "unforgiven" , como dirían James, Lars y compañía

Roy



cuando vi la primera vez esta escena de mi película favorita me pareció extraña. Soy de una generación que creció viendo películas de pistoleros donde quedaba muy claro quién era el malo y quién el bueno. El malo era un tío habitualmente mal encarado, sin dobleces, al que se negaba la expresión poética. Un tipo plano, que sólo buscaba dinero, mujeres y putear al bueno. Un malo malísimo.

Sin embargo, el tiempo nos trajo malos de perfil alto, sujetos a los que a veces el guionista se empeñaba en exculpar a base de motivaciones, y por el camino se empeñaba también en ponérnoslo difícil a los espectadores. Nosotros, que íbamos a pasar un buen rato y a comer palomitas, salíamos del cine comiéndonos el tarro y dudando si el malo era el del parche en el ojo o el de la estrella en el pecho.

Así que, con los años y después de muchos pases de "Blade Runner", el robot de mala leche que encarnaba Rutger Hauer dejó de ser el malvado "replicante Nexus 6" para convertirse en Roy y descubrí que nunca estuve más cerca de un personaje de ficción. Paralelamente me vi juzgando al cazador, Rick Deckard, y concluir que tampoco era mal tipo, sólo un trabajador sencillo en un mundo complejo y enfermo. Pero el replicante ... Roy ... era algo más, era la vida misma, el dolor de lo perdido. Sus lágrimas, como las nuestras cuando perdemos la partida, eran verdad pura. Lo demás no importa. Vivir sí.

No hay nadie cómo tú


... ni como tú, ni como yo, nadie es igual a otro ni tiene por qué vivir la vida de otro. Es tan maravillosa la individualidad que no concibo como un ser humano puede no estar orgulloso de estar vivo. De pensar por sí mismo, de amar, de jugar, de opinar, de influir en su entorno, o de pasar por él de puntillas, a su elección.

Unos dirán que es una gracia de Dios, otros lo negarán y otros no sabrán qué pensar, pero todos, todos, debiéramos agradecer, aun a nosotros mismos, esa capacidad de elegir innata en nuestra especie ...

Nunca tan de acuerdo con la letra de una canción como con esta de Calle 13 (más Café Tacvba), y que da título al post, ""No hay nadie como tú""

Panero

¿Qué son las Cajas?

nunca habría pensado hace unos años que las cajas de ahorros podían ser una carga para el país. Esporádicamente se oían voces (normalmente provenientes del entorno bancario) que clamaban contra unas entidades supuestamente favorecidas por el Fisco y sin la presión de beneficios de sus rivales privados.

Por poner un ejemplo de las diferencias con sus "primos" BBVA o Santander, éstos han crecido al mismo ritmo que Caixa o Caja Madrid, pero mientras han empleado sus beneficios en el crecimiento orgánico y en el reparto de dividendos a sus accionistas, las Cajas han gastado en las sus respectivas "obras sociales" e invertido el excedente (millonario) en crear grandes carteras de títulos de otras compañías.

A priori esta política de las Cajas no ha de ser mala, ni buena. Es simplemente la consecuencia de no tener que entregar sus beneficios al propietario, por la sencilla razón de que no existe. Por tanto las cajas complementan la labor social del Estado con bibliotecas, guarderías, formació, mecenazgo, recuperación del medio rural y acercamiento de las oficinas a lugares que no son rentables para los bancos tradicionales (localidades de menos de 1.000 hab. ). Y además, son fuentes de inversión en empresas españolas. Iberia, SOS, NH, Gas Natural, Indra, CAF, Miquel y Costas, Tecnocom, Realia, Pescanova ... son propiedad en más del 15% de las susodichas cajas.

Y está ¿claro? que si tienen dinero para gastar en labor social y en comprar acciones, deben ser empresas rentables ¿no?. Y también deberíamos alegrarnos de que tengamos una reserva de fondos ¿públicos? de tal calidad. Y entrecomillo "públicos" porque quiero suponer que todo lo que no es privado, es público por exclusión.

Pero algo no cuadra, y aquí van las dos preguntas que nadie me
responde:

1. si son rentables ... ¿por qué dicen que necesitarán un rescate de miles de millones de euros?

2. y, si son públicas, ¿cuando salgan a Bolsa el dinero proveniente de su venta revertirá en el Estado?

Finalmente, y esta es una pregunta que debería preocupar a la Admon. Pública, ¿cuando se privaticen las cajas, y comiencen a dedicar sus beneficios a retribuir a los inversores, quién cubrirá la labor social que ahora desarrollan las obras sociales?