Con este escenario, América podría haber estado sin explorar otros 200 años más, pero Cristobal Colón fue un tío afortunado. Tras varios años buscando financiación sin éxito entre los principales patricios de Europa, tuvo la suerte de dar con una persona con poder, dinero y visión de futuro. Dicen que la reina Isabel la Católica sufragó el viaje con su propio patrimonio. ¿Realmente lo hizo por que creía en el proyecto o por quitarse del encima al pesado de Cristóbal?
Volviendo a la actualidad, el caso es que casi nadie se acuerda de mirar hacia las estrellas en este final del 2009. Como en el siglo XV, el viaje sólo sería una prioridad para la empresa privada si se vislumbrara el beneficio, y todos prefieren que se arriesgue otro. Sólo los estados estarían dispuestos a gastar dinero en este tipo de aventuras pero ahora están dedicados a salvar bancos y a pagar subsidios a los desempleados.
Me temo que a la Luna le toca esperar, a no ser que aparezca otro pesado que le saque el dinero a algún Bill Gates.