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amanece la casa

La casa oscurece temprano
Casi a las 10 de la mañana de un día nublado
Es así
Cuando amanece la casa casi no se entera
Abrimos las cortinas, dejamos que entre un poco de luz
Un poco de brisa
Aire
Un poco de conversaciones de corredores
De muchachitas paseando perros pequeños
De entrenadores de pilates
Personal trainers
La casa se llena de olor a pan, café.
La casa se llena de besos, ladridos, maullidos, hasta las 10 de la mañana.

En adelante la casa se queda sola. La perra y la gata no hablan, no emiten sonidos entre sí. Se separan, la perra en el sillón, la gata al techo. Hasta que llega la noche. Y llegamos, los pasos humanos, las manos, las llaves. La correa para salir a pasear, las hornillas se encienden, como las luces, todas las luces artificiales. La gata baja, pide comida, pide agua. La casa oscura va perdiendo el frío. Se enciende la tele, va ganando reflejos en la pared, ruido, comerciales, partidos de tenis, algún cantante que imita a otro cantante. Quisiera oír lo que oye la casa. Saber qué elige para sí, con qué se queda de todo esto. O si espera a mañana o a pasado mañana, a otro día donde los ruidos sean otros, donde la luz venga y no se vaya tan temprano, donde la luz se quede, se instale, con olor a nuevo, a otro comienzo.

de vuelta devuelta

Volví a mi casa nueva,
de la que ando más cerca me alejo
Mis casas me rebotan
Me botan
Me corren
Ocho camas que no eran mías

una casa


Mi casa está desordenada
Mi almohada cayó al suelo y se ensució
No quiero lavar nada
El frío me entristece
Los platos están limpios de no comer
La alfombra se hizo amiga
De mis zapatos
Mi casa me guarda de todo
Me cuida de nadie
El agua se escapa del caño cerrado
Que no cierra
La cortina del baño no se abre
El jabón se secó hace días
Estoy pero no
Mi casa se va ir olvidando de mí